viernes, 16 de enero de 2009


[Photo]El teleférico más largo del mundo está en Santander

Enero 15 2009

Luego de 14 meses de construcción, el 24 de enero entrará en operación el teleférico que está ubicado en el Parque Nacional de Chicamocha (Panachi). Al acto asistirá el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez.Esta obra, que implicó una inversión de 35.000 millones de pesos, consta de un monocable continuo con capacidad de movilizar a 500 pasajeros por hora, a una velocidad de seis metros por segundo.Empleará 39 cabinas, con posibilidad para transportar a ocho pasajeros sentados cada una a lo largo de seis kilómetros.Recorrerá la totalidad del Cañón del Chicamocha desde La Mesa de Los Santos hasta Panachi pasando por tres estaciones, la primera ubicada en el Parque, la intermedia en el río Chicamocha y última en la vereda Tabacal.“No hay otro sistema igual a este en el mundo hoy en día”, afirmó el director del Panachi, Carlos Fernando Sánchez Aguirre, quien a su vez explicó que entre las particularidades está la estación del río que es única, porque posee doble polea uniendo dos sistemas, ambos salen desde la fuente hídrica, pero uno se dirige a La Mesa de Los Santos y el otro hacia Panachi.El atractivo turístico, que está en proceso de pruebas técnicas, funciona con electricidad para lo cual se cuenta con tres subestaciones situadas en cada uno de los lugares de parada, con transformadores especiales. Fueron en total 78 contenedores con todos los equipos provenientes de Francia que llegaron para la construcción y puesta en marcha del teleférico.Las obras se desarrollaron en el tiempo previsto y se hicieron a través de una licitación que abrió la Gobernación de Santander –propietaria del Parque- en la cual ganó el consorcio integrado por la empresa francesa Pomagalski y las firmas colombianas Termotécnica e Ingsas.Para estos trabajos el Gobierno Nacional hizo un aporte de 31.969 millones de pesos y la administración seccional aportó el resto.OperaciónEl teleférico funcionará de nueve de la mañana a seis de la tarde los días que se abre el Parque, es decir de martes a domingo y cuando hay puente festivo, de miércoles a lunes, pues los días en que no prestará servicio se someterá a mantenimiento.“Este seguramente será el atractivo turístico número uno en Colombia, no lo dudamos ni un minuto”, sostuvo Sánchez.Se estima que con este nuevo proyecto de Panachi se generarán alrededor de 100 empleos entre directos e indirectos, teniendo en cuenta que a esa obra se suma la construcción de una plazuela en la Mesa de Los Santos, que será la continuidad del Parque y donde habrá locales comerciales.Allí se inició el movimiento de tierras, el arreglo del prado y se terminó de construir la casa de la junta de comunal, compromiso que se había establecido con los pobladores de la zona, indicó Sánchez Aguirre.De igual forma, ya se construyó una vía alterna y se adelantan los trabajos de parqueaderos.Se calcula que en febrero iniciarán las obras, las cuales se extenderán entre seis a ocho meses.Por otra parte, la comunidad ha manifestado su inconformidad por la falta de pavimentación de la vía en la vereda Tabacal, de La Mesa de los Santos, cuyo valor asciende a 8.000 millones de pesos.En consecuencia, se reunirán el domingo 18 de enero representantes de los pobladores con las directivas del Parque y el gobernador, Horacio Serpa Uribe, quien les propondrá asumir la mitad de costo y pagar el resto a través del impuesto de valorización.Mayornúmero devisitantesEl año pasado, el Panachi recibió 235.000 visitantes. Además, desde el primero y hasta el 12 de enero de 2009, entraron 40.000 personas. De ese grupo, 10 por ciento correspondió a extranjeros provenientes en especial de España, Francia y Venezuela. Desde finales de 2008, se ofrece el servicio de pista de patinaje de hielo sintético, que costó 300 millones de pesos.

martes, 25 de marzo de 2008

modelo terra 2


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modelo terra 1


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Arquitectura en Tierra

Por un Modelo de Vivienda Autentica

Por un modelo de vivienda auténtica
La semana anterior en el Centro Cultural del Oriente se hizo la presentación del libro
“Arquitectura en tierra: sustentabilidad y cultura” de Jaime Higuera Díaz y su Fundación
Hábitat en tierra, editado por Sic Editorial.
El trabajo que vienen adelantando diferentes organizaciones en el país en avances y
desarrollos de la arquitectura en tierra, ha posibilitado que está técnica haya empezado
a dejar de ser vista como un método rudimentario y humilde, para ser ahora un material
predilecto, de notables condiciones en la construcción y una gran versatilidad para ser
utilizada en otra serie de actividades. El arquitecto santandereano, Jaime Higuera, pretende con este texto consignar gran
parte de todo lo que ha venido realizando frente a la Fundación Hábitat en Tierra en
Barichara y saliéndose de los protocolos en el lanzamiento de libros, lo acompañó de
una exposición de objetos de gran formato que se encuentra por estos días
adornando aún más el Centro Cultural del Oriente. ¿Por qué siente la necesidad de consignar sus conocimientos de arquitectura en tierra
en un libro?
Porque estaba siendo como el polvo: volátil. Todo lo que hemos querido transmitir, se
quedaba en registros de memorias, talleres, seminarios o unas conferencias que uno
dictaba.
Entonces necesitaba compilar y definir posturas por medio de un texto que no hay en
el país. Aquí los arquitectos y los ingenieros en tierra no tenemos qué consultar, era
como un compromiso ético. La versatilidad de la tierra ha dado para que usted acompañe la presentación de su
libro con una exposición de esculturas...
Mire que desde Mesopotamia, antes de Cristo, comenzó el manejo de la tierra,
entonces así como se pasó a objetos utilitarios como edificaciones, también podemos
incursionar en elementos escultóricos como éstos que son los símbolos que
representan el pensamiento libre. Háblenos más de esa representación del pensamiento...
La ciencia está representada por la plomada: la gravedad, el punto, la exactitud. La
libertad es el velero, con sus velas al viento. El universo: un telescopio, que nos
permite ver que sucede en nuestro entorno terrenal. Y la fe que es una camándula, que
es la que atrae esas creencias que cada uno tenemos en determinado Dios. ¿Cómo fue el proceso de construcción que por su tamaño imagino debió hacerse aquí
mismo’?
Realmente fue muy rápido, duramos seis días en un trabajo normal trayendo los
tapiales y luego con los tapieros y los surroneros, el grupo de trabajo que tenemos
para este tipo de cosas, nos pusimos a tallarlas, echarles el pañete de cagajón,
añadiéndole piedra de Barichara. Esta piedra por ejemplo es de Juan Díaz, un tallador
de Barichara que me la donó. Así que todo este evento fue hecho a través de recursos
de donaciones, también han participado los picapedreros y ellos su trabajo me lo
donaron, porque los recursos no nos dan todavía para estas cosas. ¿Hasta cuándo la gente puede venir a visitar estos objetos? ¿Quedan siendo parte del
Centro Cultural del Oriente? ¿Cuánto tiempo puede ser su vida ‘útil’?
Que buen término el de objeto, suena mejor que el de escultura porque yo de eso no
tengo ni idea.
Ellos quedan aquí en el Centro Cultural del Oriente y en términos de cuánto tiempo
pueden permanecer aquí ‘sembrados’ pues yo digo un poco en burla: si llueve todos
los días pueden durar cien años y si llueve día por medio doscientos.
De ahí para allá ya no sabemos que pueda pasar.
¿Centrémonos en el contenido del libro?
Son algunos temas muy específicos, que no es pretensioso en el sentido literario, es
un lenguaje sencillo y nuestro como lo es la tierra de espontánea, de noble, de
elemental.
El libro se centra en sustentabilidad y cultura alrededor de la tierra como material
aplicado a la arquitectura.
La sustentabilidad porque sin duda la arquitectura no se puede apartar de temas como
el calentamiento global, el déficit energético y la cultura, que es lo nuestro en términos
de expresiones culturales.
Cómo la cultura (como patrimonio nuestro colombiano, santandereano), a través de la
arquitectura en tierra, la podemos defender, darle permanencia, recuperarla, fomentar
y hacer cosas nuevas, porque podemos hacer desarrollos arquitectónicos e
ingenieriles con tierra. Tapia pisada no son casas viejas ¿Cómo va la arquitectura contemporánea en tierra y
proyectos tan audaces como la vivienda de interés cultural?
El sinónimo de la arquitectura en tierra es la pobreza, yo realmente fomento lo contrario
y no es que sea de riqueza.
Pero no podemos compaginar la arquitectura en tierra, con los techitos de teja de
barro y los alares, ahora en el desarrollo de arquitectura en tierra contemporánea
estamos trabajando propuestas modernas. En el texto vemos imágenes del desarrollo
de obras muy contemporáneas donde está involucrado el material tierra.
Por otra parte, en el desarrollo de la vivienda de interés social en Colombia esto ha
estado patinando mucho, y en el país se ha vuelto más inalcanzable la vivienda para la
población más necesitada a través de estos proyectos.
Entonces, para la vivienda de interés cultural, necesitamos que a través de un proceso
comunitario en diseño participativo se produzca conjuntamente entre grupos técnicos,
de arquitectos, sociólogos, trabajadores sociales, un modelo de vivienda construido en
tierra, de manera que sea un 18% más económico, que repercute en el presupuesto,
en los subsidios y en el significado de la vivienda.
La vivienda de interés cultural apunta a una vivienda digna, dentro de un modelo de
vivienda colombiana, auténtica, criolla y nuestra.

jueves, 30 de agosto de 2007










Homenaje a la tipica casa campesina colombiana

HABITANDO EL ESPACIO

Homenaje a la típica casa campesina colombiana

Esta casa diseñada por el arquitecto Ezequiel Alarcón, revive los rasgos de la arquitectura en la región de Barichara.

El encanto de una casa campesina en imágenes .

Con 300 metros cuadrados en el casco urbano de Barichara (Santander), diseñada por el arquitecto Ezequiel Alarcón, se retoman rasgos de la arquitectura tradicional de la región.
Durante los últimos 17 años el arquitecto santandereano Ezequiel Alarcón ha vivido y trabajado en Barichara, lo que le ha dado un conocimiento privilegiado sobre la arquitectura del lugar.El desarrollo de esta vivienda en el casco urbano de Barichara, declarado Monumento Nacional en 1975, implica la realización de proyectos que toman en consideración las condiciones arquitectónicas locales.
Se trata de un sector consolidado en medio del pueblo, por lo que el manejo del lote en cuanto a sus áreas construidas y no construidas, las alturas de la construcción y los materiales utilizados obedecen a la reglamentación municipal.Por eso lo primero que salta a la vista del proyecto es su fachada de tapia que armoniza con el entorno y determina el acceso al lugar.El arquitecto la define como un “frente de casa de pueblo” que garantiza la armonía con el vecindario. La casa se desarrolla con un lenguaje muy santandereano -franco y austero- en su concepción espacial y en el uso de los materiales. Está conformada a partir de volúmenes sueltos en los que se distribuyen los distintos ambientes.
Así queda de manifiesto la influencia campesina en su concepción pues, como dice Alarcón, “dichas casas se desarrollan por etapas, a ritmo de las necesidades y los recursos; así surge un área para la cocina, otra para las habitaciones y un caney como lugar de trabajo”.La primera estancia corresponde a una habitación de huéspedes y la vivienda de quienes cuidan el lugar. En la segunda, se ubica la habitación principal y la de huéspedes, y la tercera está destinada a la actividad social y a otra habitación para los invitados.El conjunto de la casa se levanta en medio de un lote de 1.100 metros cuadrados en el que se dejan libres 830 para los patios, jardines y zonas verdes. “Me interesa la relación que se desarrolla entre los volúmenes y cómo estos conforman espacios y el juego de cubiertas que se da”.Cuando se cruza la tapia, el visitante llega a un zaguán y luego a un patio donde la exuberancia de la vegetación complementa los colores de la construcción: blancos, ocres y tierras. Hacia este patio central se abre el caney que se constituye en un espacio longitudinal de 23 metros de largo por 4 metros de ancho, que podría considerarse como el volumen principal dentro del conjunto y el que acoge la vida social. Allí las hamacas colgadas y el amoblamiento fresco y relajado a partir de muebles de mampostería invitan a descansar. En este espacio abierto es interesante el trabajo a nivel de muros sueltos y columnas que con distintos grados de espesor y anchura plantean una relación interesante entre planos abiertos y cerrados, que ocultan o permiten mirar al exterior.Otro aspecto que valoriza lo realizado en el lugar es el trabajo a escala de los materiales que denotan maestría en el oficio.Es el caso de la piedra de labor con bloques de 50x50 centímetros utilizada en los muros, las tabletas de arcilla provenientes de la vereda de Guayabal y la madera utilizada en el armazón de la cubierta del caney.El arquitecto comparte el crédito de la factura final de esta casa de recreo con el equipo de construcción que lidera José Manuel Muñoz, un maestro de la región quien ha acuñado un saber que se remonta a cuatro generaciones.